Rioja Alavesa es protagonista del 500 aniversario de la ruta que recorrió San Ignacio de Loyola en 1522, desde su ciudad natal hasta Manresa.

Los amantes del senderismo que deseen alcanzar el Jubileo recorriendo los 675 km que separan Loyola de Manresa, peregrinando como lo hizo el santo en el siglo XVI, pasarán por Kripan, Elvillar, Laguardia y Lapuebla de Labarca, pudiendo recorrer estos pueblos medievales, admirar sus paisajes de viñedos… y degustar los excelentes vinos de cualquiera de sus 22 bodegas.

En tiempos de incertidumbre y desasosiego –pandemia, guerra…– nada como tomarse unos días de respiro y relajación para olvidarnos del mundo, disfrutar de la naturaleza y reencontrarnos con nosotros mismos. Y si esa escapada tiene un componente espiritual, mucho mejor.

Fue hace justo 500 años cuando un militar reconvertido en líder religioso tras caer herido en la guerra –Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús– emprendió un camino que marcaría el rumbo de su vida.Y desde su Loyola natal, en la provincia de Guipúzcoa, caminó en peregrinaje hasta Manresa, en la de Barcelona, donde está la ahora llamada ‘Cova de San Ignacio’.

Cinco siglos después, el ‘Camino Ignaciano’ permitirá a quienes deseen emular a San Ignacio alcanzar el Jubileo. Y para ello deberán cruzar tierras de Rioja Alavesa. En concreto, el tramo comprendido entre Kripan y Lapuebla de Labarca, pasando por Elciego y Laguardia, la capital comarcal. Un total de 25 intensos kilómetros entre viñedos y bodegas, porque la Rioja Alavesa es tierra de vides y de vinos.

La entrada del Camino en la comarca se realiza por la aldea de Kripan, ubicada en la ladera sur de la Sierra de Toloño, límite natural con el resto de la provincia. En ella el peregrino podrá admirar un yacimiento arqueológico (la cueva de Los Husos), un dolmen (los Llanos) y la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVII, además de los restos de la antigua iglesia de Santa María (su portada románica y una torre).

A solo 6 kms se encuentra Elvillar; nuevo alto en el camino para visitar la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, la Casa del Indiano y, a las afueras, el dolmen ‘La Chabola de la Hechicera’. Aquí podemos empezar a catar la esencia vitivinícola de Rioja Alavesa a través de tres bodegas: Altos de Rioja, Lar de Paula y San Roque S.COOP.

De Laguardia a Lapuebla de Labarca

Apenas 7 kms después, tras atravesar un mar de viñedos, se llega a Laguardia, integrada desde 2016 en la Asociación de Pueblos más bonitos de España. Una villa medieval amurallada (siglo XIII) que sumerge al visitante en un viaje en el tiempo a través de su laberinto de calles empedradas bajo las cuáles se hallan decenas de calados que albergan bodegas familiares.

Su joya patrimonial es la iglesia de Santa María de los Reyes que destaca por su puerta gótica policromada plagada de imágenes de la vida de la Virgen. Pero también son dignas de admirar las cinco puertas de su muralla, sus casas palaciegas, la Torre Abacial o la iglesia de San Juan Bautista.

Laguardia y sus alrededores albergan otras 14 bodegas (que también forman parte de las 58 integradas en la Ruta del Vino de Rioja Alavesa): El Fabulista, Campillo, Carlos San Pedro Pérez de Viñaspre, Casa Primicia, Javier San Pedro Ortega, viña Lamioga, Laukote, Mayor de Migueloa, Cosme Palacio, Ruiz de Viñaspre, Solar de Samaniego, Solar Viejo, Vallobera e Ysios (diseñada por el reconocido arquitecto Santiago Calatrava).

De nuevo en camino, el peregrinaje ignaciano lleva, 10 kms al sur, hasta Lapuebla de Labarca. Ubicada sobre una zona escarpada –el Risco– su nombre se atribuye a una barca que, en tiempos pasados, cruzaba el río. Otra joya de la arquitectura rural con casas de estilo renacentista, incluidos sus escudos de armas en la fachada.

A destacar también la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI) y, tras el ayuntamiento, un espectacular mirador panorámico con vistas al Ebro y a los viñedos. Los amantes del enoturismo podrán disfrutar allí de otras cinco bodegas: Bodegas y Viñedos Casado Morales, Covila, Estraunza, Muro y Loli Casado.

El Camino Ignaciano sale de Álava cruzando el Ebro para continuar por La Rioja, dejando en el peregrino-viajero las mil y una vivencias de una Rioja Alavesa impregnada ya para siempre en su recuerdo, espiritual y emocional.

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