Rioja Alavesa es una comarca célebre por sus vinos excepcionales, donde el proceso de la poda juega un papel crucial. Esta técnica, esencial en la viticultura, no solo determina la salud de la vid, sino que también es determinante en la calidad y sabor de nuestros vinos.

Rioja Alavesa se encuentra abrazada por la Sierra al norte y el río al sur. Su geografía variada, con colinas suaves y terrenos arcillosos- calcáreos, junto a un clima caracterizado por inviernos fríos y veranos secos y cálidos, crea un ambiente perfecto para la viticultura. La protección natural que ofrece la sierra contra los vientos fríos del norte asegura un microclima que permite que las cepas aprovechen mejor el calor.

En esta tierra, la poda es una práctica vital que define el futuro de la cosecha. Los viticultores, con la sabiduría transmitida a través de generaciones, realizan cortes precisos en los viñedos para controlar el vigor de la vid, garantizando que la energía se concentre en menos yemas para producir uvas de mejor calidad. Esta meticulosidad en la poda asegura una cosecha de calidad, con uvas concentradas en sabores y aromas.

Es el momento en el que el viticultor toma decisiones importantes y reflexiona sobre el pasado y se planea el futuro. Es decir, trabaja para asegurar que las vides estén en las mejores condiciones posible y se celebra la vida y el trabajo en equipo que dará como fruto una nueva añada.

En resumen, la poda en Rioja Alavesa es un arte que fusiona tradición, ciencia y sostenibilidad, contribuyendo no solo a la salud de las viñas, sino también al ecosistema, preservando la biodiversidad y manteniendo el equilibrio natural.

Poda en Bodegas Ostatu. RRSS

La poda es una práctica vital que define el futuro de la cosecha. Bodegas Lozano. RRSS

Tras la meticulosa labor de poda en los viñedos de Rioja Alavesa, se da paso a una etapa igualmente crucial en el ciclo de la vid: la brotación y el crecimiento de las hojas y racimos con la llegada de la primavera.

Fotografía de portada de Bodegas Lozano. RRSS.